domingo, 18 de noviembre de 2007

Caer y recobrarse es la materia misma del movimiento, el flujo constante que se está produciendo en cada cuerpo vivo, hasta en sus partes más diminutas, durante todo el tiempo (...) Encontré en Nietzche una expresión verbal del significado de estos movimientos que me revelaron la rectitud fundamental de mi sentir. Sus dos tipos básicos humanos, el apolinéo y el dionisíaco, por siempre opuestos, y existentes ambos en un solo hombre y en grupos de ellos, son los símbolos de la lucha del hombre por el progreso, por una parte, y su deseo de estabilidad por la otra. Estas no son solo las bases de la tragedia griega, según lo señaló Nietzsche, sino de todo movimiento dramático, particularmente de la danza. Y el movimiento de la danza debería ser fundamentalmente dramático, eso es humano, y no decorativo, geométrico o mecánico.

(Doris Humphrey)